Christophe Galfard
El universo en tu mano
(The Universe in Your Hand)
Traducción de Pablo Álvarez Ellacuria
Barcelona, Blackie Books, 2016
El autor, Christophe Galfard, físico francés nacido en 1976,se doctora en Cambridge bajo la dirección de Stephen Hawking, con quien colabora en sus investigaciones acerca de los agujeros negros. Sin embargo, finalmente decide abandonar el mundo académico para dedicarse a la actividad divulgadora, plasmada en charlas, apariciones televisivas, la curiosa y muy interesante iniciativa de un consultorio (“Ask me about the universe”) en su sitio web, o, sobre todo, la publicación de una serie de libros en los que demuestra su particular talento para hacer accesibles las enormemente complejas ideas que busca transmitir al gran público.
Sus obras anteriores (una de ellas escrita en colaboración con su mentor y la hija de éste, Lucy Hawking) consistieron en una serie de novelas dirigidas al público infantil, con las que pretendía aproximar a éste al mundo de la ciencia. Hasta donde hemos conseguido averiguar, ninguna de ellas tiene en estos momentos edición en español, lo cual es una auténtica lástima si hemos de juzgar en base a lo que nos hemos encontrado en El universo en tu mano, primer libro de Galfard dirigido al lector adulto (al año siguiente, 2017, publicaría una exposición de la teoría einsteniana que no hemos tenido ocasión de leer). En él, nos propone “un viaje por el universo tal como lo entiende la ciencia actual” (“Prefacio”, p. 7), con un recorrido temático por todos los conceptos y teorías fundamentales de la física teórica, tanto en el terreno de la astrofísica como en el de la física cuántica. Así, a lo largo de las páginas desfilan nuestro sistema solar y la Vía Láctea, la teoría de la relatividad, la expansión del universo, las ondas gravitacionales, el Big Bang, las partículas elementales, los campos cuánticos, el principio de incertidumbre, los agujeros negros, los universos múltiples, la materia oscura,… y mucho más hasta culminar en la teoría de cuerdas como mejor candidata actual (según el autor) a teoría del todo.
Existen abundantes obras que, a nivel divulgativo, tratan las mismas cuestiones que esta que comentamos, con responsables tan destacados como Brian Greene, Peter Atkins o el mismo Hawking (su más que célebre Historia del tiempo). ¿Por qué otra más? ¿Qué de particular puede aportar Galfard? En primer lugar, y tratándose además de lo que todas las críticas han venido destacando como su principal virtud, la claridad expositiva del autor es proverbial. Hemos de partir de la constatación de que el objetivo es explicar una serie de cuestiones de elevada complejidad, muchas de las cuales se caracterizan por desafiar nuestro sentido común y contradecir nuestra percepción habitual del mundo. De hecho, y para evitar la posibilidad de que algún lector pueda sentirse acomplejado al tener la impresión de no terminar de comprender algunos de los fenómenos descritos, Galfard exhibe en numerosos momentos la cortesía de aclarar que, sencillamente, no hay más que comprender, dado que se trata de cosas que, efectivamente, se encuentran más allá de la capacidad de comprensión del ser humano (que no de su conocimiento, pues si no, obviamente, ni siquiera podríamos estar hablando de ello). En la tan citada afirmación de Richard Feynman, referida en este caso a la mecánica cuántica en particular, “si crees que la entiendes es que no la entiendes”. El principal propósito de Galfard, manifestado en un breve prefacio que constituye toda una declaración de intenciones, es que “ningún lector se quede rezagado”, y tal propósito se basa a su vez en la convicción de que la información que aparece en el texto es accesible para cualquiera. Y Galfard consigue salirse con la suya: eludiendo hasta el más mínimo tecnicismo (presume de utilizar una única ecuación en todo el libro; te dejamos adivinar cuál es) y sin requerir del lector absolutamente ningún conocimiento previo, logra poner en nuestra mano (tal como promete el título) cuestiones que, habitualmente, nos parece que sólo pueden encontrarse al alcance de mentes privilegiadas.
Para ello aplica determinadas estrategias expositivas de manera muy acertada. Empleando la segunda persona y un estilo seminarrativo, convierte al lector en protagonista de un “viaje” que le coloca en aquellas situaciones (flotando en el espacio exterior, en el interior de un átomo, en las proximidades de un agujero negro o al borde del límite del universo visible) que le permitirán “experimentar” de manera directa los fenómenos descritos. A que tal “vivencia” se produzca contribuyen unas imágenes vivísimas, con descripciones magistrales (que nos llevan a concluir que, independientemente de cualquier otra cosa, Galfard es indudablemente un buen escritor, talento que no tiene por qué darse necesariamente en cualquier científico, por brillante que sea como tal), y el empleo de una serie de símiles muy clarificadores (y algún que otro sutil toque de humor, lo cual no podía faltar en alguien que aprendió de su maestro). Y también algo que nos ha llamado especialmente la atención, por lo difícil que resulta (y por experiencia propia lo sabemos, pues a tal desempeño nos dedicamos profesionalmente): la capacidad de saber hasta dónde hay que contar. Es decir, qué grado de profundización hay que alcanzar para explicar lo necesario, sin pretender abarcar más de lo debido pero sin por ello caer tampoco en una simplificación que llegue a distorsionar los contenidos.
Finalmente, destacaremos lo interesante que resulta el carácter de compendio de este libro, ya que contiene todo lo fundamental de las áreas de que se ocupa. De tal modo que, como sugiere humorísticamente el propio autor, nos prepara perfectamente para epatar a nuestros amigos en una cena o, sencillamente, como herramienta para refrescar determinados conceptos en cualquier momento en que así lo requiramos. A esta utilidad contribuye de manera eficacísima el índice onomástico con que se cierra el volumen, por el que hemos paseado con el suficiente detenimiento como para poder garantizar que resulta muy difícil achacarle ninguna deficiencia en cuanto a grado de detalle y apropiada estructura. Ello convierte al libro en muy manejable como obra de consulta a la que volver siempre que se necesite o, sencillamente, apetezca (que, dado el buen sabor de boca que deja su lectura, puede ser en más de una ocasión).
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