(The duck that won the lottery: and 99 other bad arguments)
Traducción de Pablo Hermida Lazcano
Año de publicación: 2008
Edición: Paidós, Barcelona, 2010
La oferta bibliográfica en español sobre lógica informal o teoría de la argumentación resulta desgraciadamente escasa. Por ello es de agradecer la existencia de este libro, que además no se encuentra ni mucho menos dirigido a especialistas sino al gran público. Y es de agradecer, como decimos, porque resulta imprescindible que las cuestiones que expone estén al alcance de todo el mundo, pues constituyen la base necesaria de ese pensamiento crítico cuya difusión es tan de desear, dado que parece practicarse menos de lo que sería conveniente (y así nos va). Este volumen podría ser perfectamente clasificado por el librero junto a los restantes títulos de "divulgación filosófica" que tanto han proliferado en los últimos tiempos, y, de hecho, su apariencia (subtítulo de la edición española, tipografía y diseño de portada, notas de contraportada,... marketing rules, en definitiva) impulsa a ello, pero se trata, a nuestro parecer, de algo bastante más serio y riguroso que los "platones prozaicos" y similares. Y también mucho más útil, didáctico y enriquecedor.
En síntesis, el libro presenta un extenso repertorio de errores de argumentación (basados tanto en falacias lógicas como en sesgos cognitivos), uno por capítulo hasta un total de cien. Tal cosa, en sí misma, ya la teníamos al alcance en muchas otras fuentes. No obstante, presenta una serie de aspectos que convierten la propuesta en especialmente original y atractiva. El primero viene dado por algo que ya hemos apuntado: su pretensión claramente divulgadora. Debido a ello, el lenguaje empleado es muy accesible, con una ausencia total de tecnicismos, y el esfuerzo (exitoso, a nuestro parecer) por hacer del texto algo ameno resulta encomiable. Si lo anterior se refiere a una cuestión de forma, los restantes aspectos destacables afectan al contenido: en primer lugar, no se sigue de manera necesaria el listado habitualmente tipificado de defectos argumentativos y de razonamiento, sino que se presentan diversas variaciones sobre lo que suele ser el contenido habitual del mismo. Por tanto, aunque seamos ya conocedores de las falacias clásicas, nos puede ser muy útil para ampliar nuestra perspectiva sobre el tema, añadiendo otras a nuestro repertorio o teniendo la ocasión de indagar en nuevos aspectos de las que ya nos resultan familiares. En segundo lugar, cada capítulo adopta como punto de partida una declaración real de algún personaje (político, periodístico, científico, académico,...) en la que se pone de manifiesto el error argumentativo correspondiente, el cual queda perfectamente ilustrado de esa manera. Así, al mismo tiempo que se explica en qué consisten las falacias cuya enumeración constituye el núcleo del libro, al autor se le presenta también la oportunidad añadida de exponer una interesante serie de reflexiones sobre ciertos tratamientos dados a las numerosas cuestiones de actualidad que son objeto de las citas que encabezan cada capítulo (el terrorismo, la guerra de Irak, el ecologismo, las medicinas alternativas, la religión, la eutanasia, la pobreza,...); con ello, nos encontramos, junto a la teoría, con un ilustrativo ejemplo de práctica de pensamiento crítico, que a más de un lector puede servirle para terminar de comprender en qué consiste tal cosa.
La presencia de las citas en cuestión permite además al lector comprobar cuán a menudo se encuentra expuesto a los errores y engaños del discurso, haciéndole consciente (ojalá, y con ello el autor ya podría darse por sobradamente satisfecho) de la actitud de alerta permanente que le es conveniente adoptar a la ciudadanía frente a los constantes mensajes emitidos desde diversas instancias de desinformación-manipulación-adoctrinamiento-control.
Para terminar de animar a la reflexión, y acabando de perfilar claramente el intencionado carácter didáctico del libro, al final de cada capítulo se le plantea al lector una serie de cuestiones que le impulsen a aquello de que en definitiva se trata: pensar por sí mismo.
Pero como las intenciones del libro se manifiestan de manera perfecta en su prefacio, mejor que seguir ofreciendo más explicaciones, lo transcribiremos, ya que es breve:
"Hacer las cosas bien es simple: basta con que elimines todos tus errores y serás perfecto. Esto es tan cierto para pensar y argumentar bien como lo es en cualquier otra destreza. La principal prioridad para quien aspira a pensar con claridad es suprimir todas las falacias y confusiones que contaminan el razonamiento. El problema es que son muchísimas y, para bien o para mal, los seres humanos no somos tan lógicos como Spock.
Este libro se propone destacar cien formas comunes de mala argumentación. La mayoría se basan en ejemplos de razonamiento falaz, pero otras se centran en hábitos, estilos y sesgos de pensamiento. Otras parten de argumentos perfectamente válidos, usados no obstante de maneras irrazonables. No se trata de un libro de texto, y mi lista contiene superposiciones y variantes de lo que los lógicos identificarían como la misma especie de razonamiento deficiente. He elegido malos pasos argumentativos que efectivamente se dan en el mundo real, y los he catalogado en consecuencia, no necesariamente del mismo modo que los profesores de filosofía y pensamiento crítico. Las referencias cruzadas son una invitación a explorar las semejanzas y diferencias entre las maniobras que describo.
Como los ejemplos están sacados de la vida real, reflejan los asuntos que han proporcionado el terreno en el que más han proliferado en los últimos años las malas hierbas de la insensatez. Destaca con creces la política, en particular la respuesta al terrorismo y la guerra de Irak. También hay múltiples ejemplos tomados de los debates sobre ecologismo, medicina alternativa, religión, aborto, eutanasia y pobreza. y se incluyen ejemplos menos serios, como poetas de ovejas cuánticas, patos de la suerte y dioses del espacio exterior.
Cuando se me ocurrió la idea de este libro, lo concebí como una suerte de arma ofensiva en la guerra contra el sinsentido. El lector podría armarse con él, y entonces buscar y destruir la incongruencia dondequiera que ésta se hallase. Sin embargo, ver a otros entregados a tales misiones evangélicas me ha hecho reconsiderar el asunto. A mi juicio, pensar bien no es tanto una cuestión de pertrecharse como de adoptar una actitud inquisitiva y escéptica, que no cínica. El exceso de confianza es uno de los mayores enemigos de la razón, tanto más peligroso por cuanto puede surgir en su mismo seno.
Por consiguiente, he intentado destacar algunas de las dificultades de aplicar incluso los más claros principios del pensamiento crítico. Al final de cada entrada figura una serie de preguntas, una cuestión suscitada o una tarea que pretende ofrecer al lector algo que rumiar mentalmente una vez cerrado el libro.
Un libro como éste puede dar fácilmente la impresión de que la línea entre lo racional y lo irracional está bien definida, cuando, por supuesto, rara vez es ése el caso. Al igual que su predecesor, El cerdo que quería ser jamón, pretende ser un punto de partida para razonar mejor, no la última palabra al respecto."
Hemos dejado para el final la mención de algunos datos sobre el autor. Julian Baggini es un veterano en la labor de la divulgación filosófica, puesto que es editor y cofundador en 1997 de The Philosophers´ Magazine, revista modelo de lo que debe ser una publicación sobre filosofía dirigida al público en general (no sólo al especialista académico y endogámico) y cuya calidad ya quisiéramos encontrar en ciertos intentos de ese mismo formato que han aparecido recientemente en nuestro país. Es además autor de libros como ¿Pienso luego existo? El libro esencial de juegos filosóficos o el muy exitoso El cerdo que quería ser jamón, los cuales podemos encontrar en castellano a través de la misma editorial que el que nos ocupa. Si deseamos saber más sobre él y su labor, podemos echar un vistazo a sus webs:
El libro, como se menciona en su comienzo, surge de una serie publicada originalmente en Internet bajo el título de Bad Moves, es decir, "malos pasos" (argumentativos, se sobreentiende), la cual se puede encontrar aquí.
En conclusión, un libro muy recomendable, tanto para el interesado de manera específica en el tema como para el público en general, al que le resultará sobradamente accesible. Ahora bien, dado su carácter de "catálogo", sugerimos consumirlo a pequeñas dosis, deteniéndose para la adecuada digestión de cada uno de sus breves y numerosos capítulos.
Y queremos concluir nuestro comentario sobre este libro con las mismas palabras que lo cierran:
"Confío en que este libro te ayude a ser más sensible a los miles de modos de argumentar mal de manera persuasiva. Sin embargo, aplicarlo al mundo real no requiere tanto memorizar un catálogo de falacias como adoptar el hábito del escepticismo constructivo y reflexivo cuando leemos y escuchamos. Si lo hacemos, los malos argumentos se identificarán a sí mismos y llegaremos a ser mejores pensadores, aunque siempre imperfectos."