Traducción de Francisco Ramos
Año de publicación: 1999
Edición: Debolsillo, 2003
Como él
mismo comenta en el Prefacio, desde su posición como miembro de la
Sociedad Americana de Física, concebida como organismo de control
para la comunidad científica, el autor asume la tarea de “[...]
defender la ciencia, […] luchando contra aquellas ideas y
postulados científicos que están total, indiscutible y
extravagantemente equivocados, pero que, a pesar de ello, atraen a un
largo séquito de defensores [...]”. Así pues, el libro posee el
objetivo de desenmascarar aquello que denomina “ciencia vudú”,
etiqueta con la que se refiere a lo que habitualmente llamaríamos
mala ciencia o pseudociencia, según los casos, ya que no son
exactamente lo mismo, aunque ambas categorías son tratadas aquí
englobadas bajo el término antes referido. En este sentido, se sitúa
en la línea de la obra de autores como, por ejemplo, Martin Gardner.
Junto al anterior, el mismo Park enumera otros referentes de la
defensa “de una visión del universo racional y científica”,
tales como Richard Dawkins, Steven J. Gould, James Randi o Michael
Shermer, entre otros (todos los cuales, por cierto, o ya han
aparecido o inevitablemente acabarán apareciendo en este
blog).
Dentro de la “ciencia vudú”, el autor
distingue tres categorías:
En primer lugar,
convicciones erróneas sostenidas de buena fe por miembros de la
comunidad científica (“ciencia patológica, en la que los
científicos logran engañarse a sí mismos”).
Por otra parte, falsedades deliberadas con categoría de
fraude, de las que se intenta convencer a la sociedad aprovechándose
de la ignorancia general en cuestiones de especialización
científica, y con motivo de intereses extracientíficos (“ciencia
basura, que suele consistir en elaborar retorcidas teorías acerca de
que podría ser así, sin aportar apenas evidencias que demuestren
que realmente es así”).
Y, finalmente,
creencias supersticiosas del género de lo paranormal presentadas
bajo ropaje pretendidamente científico (“A veces no hay evidencias
en absoluto. [...] las antiguas creencias en los demonios y la magia
siguen recorriendo el paisaje actual, vestidas ahora con el lenguaje
y los símbolos de la ciencia. [...] Esto es pseudociencia. Puede que
quienes la practican crean que es auténtica ciencia [...]).
Así,
se comentará una extensa enumeración de casos representativos de
esas categorías arriba enumeradas: supuestos descubrimientos de
fuentes de energía inagotables (los cuales siguen el mito
tradicional de la máquina de movimiento perpetuo), con especial
atención a la historia y distintas manifestaciones de la teoría
pseudocientífica de la fusión fría; el negacionismo del cambio
climático; las medicinas llamadas alternativas: terapia basada en el
oxígeno, homeopatía, magnetoterapia, plantas medicinales…; las
manipulaciones de la investigación espacial por motivos económicos,
políticos y propagandísticos; la polémica sobre la supuesta
amenaza para la salud que suponen los campos electromagnéticos; la
ufología, con especial atención al incidente de Roswell;
investigaciones fraudulentas en el contexto de proyectos
armamentísticos gubernamentales estadounidenses (por ejemplo, en la
guerra de las galaxias promovida bajo el mandato presidencial de
Reagan); creencias paranormales: terapia “cuántica”, astrología,
facultades parapsicológicas...
Por otra parte, el libro
no se limita a presentar casos, sino que analiza los mecanismos
personales (de orden psicológico) y colectivos (como intereses
extracientíficos o el papel de los medios de comunicación) que
conducen a que en ocasiones esa falsa ciencia prospere y se
extienda.
En definitiva, un texto repleto de información
y de lectura muy accesible y amena, cualidades que lo convierten
tanto en una introducción perfecta para aquellos lectores que
comiencen a aproximarse a la temática de que se ocupa, como en un
título imprescindible para añadir a la biblioteca de quienes ya
sean conocedores de la misma.