Jesús Mosterín
Helenismo. Historia del pensamiento
Año de publicación: 2007
Edición: Alianza Editorial, Madrid, 2007
El volumen que nos ocupa forma parte de la serie del autor "Historia del pensamiento", integrada por libros monográficos autónomos, cada uno dedicado a una diferente época, escuela, contexto cultural o pensador. Éste en particular constituye una revisión de un anterior título de esta serie: El pensamiento clásico tardío.
Edición: Alianza Editorial, Madrid, 2007
El volumen que nos ocupa forma parte de la serie del autor "Historia del pensamiento", integrada por libros monográficos autónomos, cada uno dedicado a una diferente época, escuela, contexto cultural o pensador. Éste en particular constituye una revisión de un anterior título de esta serie: El pensamiento clásico tardío.
Tras un prólogo en el que se presenta el contenido de la obra, con una síntesis de los principales puntos que se van a desarrollar, el libro se divide en tres partes bien diferenciadas. En la primera, que ocupa el primer capítulo, narra las circunstancias históricas de la época helenística; los capítulos segundo a quinto se ocupan de la filosofía helenística y, finalmente, la ciencia helenística es el tema que abarca los capítulos sexto a octavo.
El primer capítulo, La época helenística, es, como hemos dicho, de carácter histórico, y narra el desarrollo del mundo helenístico en todo el periodo que abarcó, desde el comienzo de las campañas de Alejandro hasta la anexión de Egipto al Imperio Romano. Muy detallado en datos históricos, no se centra tanto en aspectos sociales (aunque algo se menciona al respecto), los cuales son determinantes para el carácter de la filosofía helenística. Debido a esto no llega a ofrecer, como a nuestro parecer sería deseable, un apropiado panorama útil para comprender el mundo helenístico como contexto explicativo del pensamiento que en él surgió.
El segundo capítulo, Continuadores y precursores, comienza con un análisis del tránsito desde la filosofía del periodo clásico (la de la Academia platónica y el Liceo aristotélico) hacia aquella que la sucederá, la helenística, ofreciendo una eficazmente descriptiva visión de Atenas como capital filosófica del mundo griego. Especialmente interesante resulta la narración de la evolución de la Academia y el Liceo tras las etapas de sus respectivos fundadores.
A continuación, pasa a tratar algunas escuelas helenísticas que no se tocarán (más que para alguna mención tangencial en relación con otras cuestiones) en el posterior desarrollo del libro, las cuales son las consideradas menores, de entre las que surgen en este periodo de la civilización griega, de manera habitual y convencional por la historiografía. Nos estamos refiriendo a la escuela megárica y a los cínicos.
A partir de aquí, el autor se centra, dedicándoles el grueso del libro, en las consideradas habitualmente como las tres principales escuelas de la filosofía helenística: epicureísmo, escepticismo y estoicismo.
Del pensamiento de Epicuro, al que se dedica el capítulo tercero (titulado Epicuro), se presenta una exposición muy completa y detallada, tocando todos los aspectos que son de esperar (perfil biográfico, deuda intelectual con el atomismo presocrático, la historia del Jardín, obras, las distintas tesis del epicureísmo,...). Resulta destacable que ciertas cuestiones, como la teoría atomista o la teoría sobre el alma, aparezcan tratadas con mucha mayor profundidad de lo que solemos encontrar en otros manuales.
El cuarto capítulo, El estoicismo, se ocupa de la escuela que su propio título indica, aunque, evidentemente debido a la temática general del libro, ciñéndose a la Stoa antigua. Así, los representantes de ésta, Zenón, Crisipo y Cleantes, protagonizan las páginas correspondientes. En ellas se presentan, por supuesto, las teorías físico-cosmológica y ética del estoicismo, pero también de manera bastante detenida (quizás incluso excesivamente, a nuestro parecer) las investigaciones lógicas y semánticas desarrolladas por estos pensadores.
En el capítulo quinto, Escepticismo, se nos presentan tanto el escepticismo pirrónico como el que se desarrolla en la Academia tras la muerte de Platón.
Tras haber tratado las principales escuelas filosóficas del helenismo, el autor pasa a ocuparse de la ciencia helenística, otro de los pilares de la cultura del momento, en los restantes capítulos del libro.
Así, nos narra la historia y circunstancias del Museo y la Biblioteca alejandrinos (algo ineludible al tratar este tema) para a continuación reseñar algunos de los más destacados logros científicos de la época en áreas como la anatomía, la matemática y la astronomía.
Así, nos narra la historia y circunstancias del Museo y la Biblioteca alejandrinos (algo ineludible al tratar este tema) para a continuación reseñar algunos de los más destacados logros científicos de la época en áreas como la anatomía, la matemática y la astronomía.
Hemos de añadir que el texto dispone, como complementos, de una bibliografía comentada, clasificada por capítulos y que incluye algunas obras en castellano, la cual puede ser muy interesante como guía para quien busque ahondar más en el tema, y de la siempre útil herramienta del índice analítico.
El libro es recomendable por los rasgos positivos que exhibe (especialmente su exposición detallada de algunas cuestiones que en otros manuales suelen aparecer con un tratamiento más superficial que el que aquí se les da o incluso son dejadas de lado, como ciertos aspectos del atomismo epicúreo o la lógica estoica, el análisis de las relaciones entre distintas corrientes, tanto las helenísticas entre sí como de éstas con otras anteriores,...). Pero hay que decir que también nos resulta muy insuficiente en otros aspectos. Se ha de complementar con otros textos si se desea obtener una visión completa y, sobre todo, con mayor sentido de conjunto y de contextualización histórica del pensamiento helenístico. Esto último es lo que más se echa de menos en este libro, que presenta la sucesión de temas tratados en los distintos capítulos sin conseguir ofrecer lo mencionado, lo cual se podría haber realizado perfectamente en una introducción y/o una conclusión apropiadas (la ausencia de ésta y el consiguiente final abrupto del libro llaman especialmente la atención) o bien con comentarios pertinentes a lo largo del texto. También adolece de cierto desequilibrio en cuanto a la profundidad en el tratamiento de sus diversos temas, deteniéndose en exceso en algunos aspectos que quizás no lo merecieran tanto mientras que en otros resulta algo parco. Obviamente, este último juicio es muy subjetivo, pues semejante apreciación siempre dependerá de los intereses y las preferencias temáticas de cada lector en particular. No obstante, a pesar de los defectos mencionados, puede ejercer una cumplida función como una buena primera aproximación al pensamiento helenístico, no yendo posiblemente más allá la intención del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.