Buscar en este blog

viernes, 1 de enero de 2021

FRITZE: "CONOCIMIENTO INVENTADO"

 
 



Ronald H. Fritze
Conocimiento inventado. Falacias históricas, ciencia amañada y pseudo-religiones 
(Invented Knowledge. False History, Fake Science and Pseudo-Religions)
Traducción de José Adrián Vitier
Madrid, Turner, 2010
 

Nos encontramos con otro libro situado en el género de la crítica desde el escepticismo científico a falsos saberes pseudocientíficos. Pero éste ofrece la particularidad de ocuparse del susodicho problema en el terreno de las ciencias sociales, en concreto de la pseudohistoria. Esto lo convierte en especialmente original e incluso en una contribución que ayuda a subsanar cierta laguna bibliográfica, pues la mayor parte de los textos de este estilo suele centrarse en el ámbito de las ciencias naturales (una excepción digna de mención es la obra de Shermer Por qué creemos en cosas raras, también reseñada en este blog, en la cual se dedica una extensa sección al tema de la pseudohistoria, con un tratamiento en bastante profundidad de casos como el del negacionismo del Holocausto, el cual, por cierto, no es recogido por Fritze en el texto que nos ocupa).

En la "Introducción" se comienza presentando el problema de las creencias pseudohistóricas y de su difusión, apoyándose en los ejemplos de algunos casos diferentes a los que serán después analizados en profundidad en el libro. Y se ensaya una definición de "pseudohistoria" mediante la enumeración de una serie de rasgos que la diferenciarían de la auténtica ciencia histórica, incluso cuando ésta pueda presentar teorías erróneas. Es decir, se pretende clarificar que de lo que se trata no es de algo tan legítimo como hipótesis científicas que puedan acabar resultando falsadas, sino de un fenómeno que ni siquiera puede considerarse que cumpla los requisitos del auténtico conocimiento científico, especialmente en tanto que consiste en especular gratuitamente desde la ignorancia premeditada de la evidencia disponible (o de la ausencia de ella, que para el caso es lo mismo). Por ello, y en relación con esto, el autor pone especial cuidado en distinguir, aquí y en otros momentos del texto (al hilo de algunos de los casos concretos que se tratan) entre lo que sería auténtica pseudohistoria y la mera historiografía errónea. Ésta última incurre en hipótesis que acabarán demostrándose fallidas, pero no deja de poseer un espíritu científico correcto que si no consigue conducir a buenas conclusiones no es sino por el estado deficitario de los conocimientos de su época o por la carencia de apropiados recursos para la aplicación de la metodología apropiada.

También en esta parte inicial del libro encontramos algunas digresiones interesantes acerca de ciertos aspectos del fenómeno como las claves de su éxito popular y editorial o el estilo argumentativo de los pseudohistoriadores.

En los últimos párrafos de la "Introducción" el autor explica y justifica la selección de casos que ha elegido tratar en el libro. Tras ello, en cada uno de los sucesivos capítulos el autor va a presentar un caso representativo de pseudohistoria, lo que nos permitirá apreciar los elementos comunmontinaries que subyacen a todos ellos y que por tanto caracterizan este tipo de fenómeno. Por ejemplo, el hecho de que suelan ser utilizados como justificación de determinadas ideologías cuyas afirmaciones pretenden ser legitimadas recurriendo a un "pasado histórico" ficticio construido ad hoc. Para cada uno de los casos expuestos, se describirán las distintas manifestaciones de la creencia pseudohistórica en cuestión, haciendo ver al lector al mismo tiempo su falta de fundamento empírico. Todo ello, por cierto, con tal profusión de referencias y datos que, aunque admirable, en ocasiones puede llegar a resultar apabullante (lo cual incluso puede lastrar en algunas páginas el ritmo de la lectura), pero que también aporta el necesario rigor a lo expuesto por Fritze.

Cap. 1. La Atlántida: madre de la pseudohistoria

Se presenta la leyenda de la Atlántida como posiblemente el primero y desde luego el más paradigmático caso de especulación pseudohistórica. Y también el de más largo recorrido, pues tras aparecer mencionada en la obra de Platón, que de ese modo daría pie a la leyenda, desde la antigüedad hasta el presente seguirían surgiendo defensores de la historicidad de la Atlántida, destacándose el hecho de que, a lo largo de la modernidad, tales teorías se centrarían en la pretensión de ponerla en relación con el nuevo continente americano, como sucedería con Francis Bacon y su obra La Nueva Atlántida.

En el XIX aparecería la obra de Ignatius Donnelly La Atlántida: el mundo antediluviano, la cual constituiría un hito en un doble aspecto. En primer lugar, porque se convertiría en la base de las creencias contemporáneas sobre la Atlántida, ofreciendo la caracterización de la misma que resultaría adoptada de manera habitual por la cultura popular. Y en segundo lugar porque se puede considerar la primera manifestación plenamente pseudohistórica sobre este tema, ya que mientras los autores anteriores basarían sus hipótesis en el estado incompleto o errado del conocimiento de sus respectivas épocas, en el momento en que aparece el texto de Donnelly ya se dispone de suficiente evidencia en contra de la hipótesis de la historicidad de la Atlántida.

Entre los siglos XIX y XX, la creencia en la Atlántida se manifestaría en una vertiente relacionada con el misticismo ocultista, a través de personajes como H. P. Blavatsky (una de las fundadoras de la Teosofía) o Edgar Cayce, entre algunos otros que se mencionan en el texto.

Fritze completa su recorrido por las distintas expresiones de la leyenda recogiendo su representación en la cultura popular, tal como se ha dado en determinadas creaciones cinematográficas, televisivas o literarias.

Cap. 2. ¿Quién llegó primero? La pseudohistoria del descubrimiento y la colonización de la América antigua

Las abundantes hipótesis pseudohistóricas acerca de la América precolombina. Poseen dos vertientes: las referidas a quiénes fueron los primeros pobladores del continente y las referidas a supuestos visitantes y colonizadores procedentes del Viejo Mundo que "descubrieran" América antes que Colón.

Las atribuciones del descubrimiento de América a otros distintos de Colón comienzan ya en la época de éste. A veces se encuentran movidas por intereses que responden al orgullo nacional o étnico y otras por la mera inclinación a la especulación extravagante. Así, se ha pretendido atribuir el mérito a algún personaje anónimo que hubiera facilitado a Colón la información necesaria para hallar el continente (el Piloto Desconocido), navegantes venecianos, los antiguos galos, el príncipe galés Madoc (acompañada esta teoría por la muy difundida creencia en la existencia de indios de ascendencia galesa), exploradores escandinavos, pueblos de diversas zonas de África o una flota de Alejandro Magno.

En cuando a las ideas pseudocientíficas acerca de los primeros pobladores del continente americano, se alimentan del hecho de que en el campo de la ciencia legítima no exista un consenso acerca de la cuestión. Un caso destacado ha sido el del cráneo de Kennewick, con implicaciones judiciales y políticas de altura alrededor del enfrentamiento del colectivo de los indios norteamericanos contra quienes han reclamado la categoría de pobladores originales del continente para pueblos de procedencias tan diversas como Escandinavia o la Polinesia. También han sido presentados como candidatos a ese papel fenicios y cartagineses, los antiguos hebreos (estableciéndose relaciones con los relatos bíblicos y con derivaciones en el mormonismo), troyanos, hindúes y chinos.
Mención aparte se dedica al caso de Gavin Menzies y su libro de 2002 1421: The Year China Discovered America. En él se desarrolla la hipótesis de que la China de la dinastía Ming visitara y colonizara la América precolombina. Se trata de uno de los mayores best-sellers en el género de la pseudohistoria, con la correspondiente polémica en los medios de comunicación y entre los especialistas.

Cap. 3. Gente del fango, hijos de Satán e Identidad Cristiana: cosmogonías racistas, primera parte

Tanto este capítulo como el siguiente se ocupan de teorías pseudohistóricas que han sido utilizadas para fundamentar las ideologías racistas de ciertos movimientos sociopolíticos organizados. Dichas teorías ofrecen una explicación del origen del ser humano y de las distintas razas que justifica la creencia en la supremacía de una determinada raza sobre otras, y el sometimiento e incluso el exterminio de esas razas que son consideradas como inferiores y malvadas.

Se trata aquí del grupo supremacista blanco estadounidense Unidad Cristiana: su aparición, historia y objetivos. Sus fundamentos teóricos se encuentran en la pseudohistoria, al consistir en determinadas interpretaciones muy particulares y heterodoxas del Antiguo Testamento. El antecedente de esas ideas reside en el "angloisraelismo", teoría surgida en el siglo XVIII y que sostiene que los anglosajones son los descendientes directos de los pueblos israelitas de la Biblia, elegidos por Dios. A ello se sumarían otras teorías, como la de que ese pueblo elegido constituiría la estirpe de Adán, mientras las restantes razas serían descendientes de otros seres que Dios creó antes que a Adán, inferiores y esencialmente malignos. Especialmente destacado dentro de su ideario es su antisemitismo, basado en la idea de que los judíos son descendientes de Satán y, por tanto, la herramienta para el mal en el mundo.

Cap. 4. Científicos locos, diablos blancos y La Nación del Islam: cosmogonías racistas, segunda parte

Un fenómeno de igual cariz que Identidad Cristiana sería La Nación del Islam, en su caso defendiendo la superioridad de la raza negra. Surge en EEUU como reacción ante la discriminación sufrida por la población negra, y de la mano de su inicial líder, Wallace D. Fard, del cual todo indica que se trataba de un farsante que empleó semejante montaje como treta para su enriquecimiento personal. No obstante, al responder a expectativas y necesidades reivindicativas genuinas de la comunidad afroamericana, consiguió en ésta gran arraigo y expansión, generando en su seno líderes como Malcolm X y perviviendo como agrupación hasta el presente.

Sus fundamentos teóricos, construidos por el mismo Fard, constituyen una mezcolanza de elementos del Islam con apenas ninguna fidelidad al Islam original, inspiraciones en la cultura popular del siglo XX que incluyen elementos de ciencia ficción, y teorías pseudohistóricas acerca del origen del ser humano. Éstas justificaban una racismo antiblanco desde la idea de que el pueblo negro es la creación original de Dios, mientras que la raza blanca resulta de una degeneración creada para traer el mal y la opresión sobre los negros.

Cap. 5. Pseudohistoria epidémica o pseudohistoriadores confabulados

Dedicado a una serie de autores de la segunda mitad del siglo XX que, por su éxito, se han convertido en referencias en el terreno de la pseudohistoria, tanto para el gran público como para los inmersos de manera más especializada en lo que el autor denomina a lo largo de todo el libro "entorno cúltico" de la pseudohistoria.

Se trata de manera protagonista a Velikovsky, Hapgood, Däniken, Sitchin y Hancock, y de modo tangencial y al hilo de lo desarrollado acerca de los anteriores, a algunos otros como Flem-Ath. Al existir entre estos autores, en muchos casos, cierta convergencia en cuanto a los temas que tratan, se detectarían determinadas influencias y continuidad entre algunos de ellos, de modo que entre todos habrían construido un acervo de creencias que ha encontrado ciertos arraigo y difusión en la cultura contemporánea. Igualmente, se narra el enfrentamiento a estas teorías desde instancias científicas oficiales que se produjo en el caso de algunos de estos autores.

Los mencionados han recorrido temáticas que se centran, fundamentalmente, en acontecimientos sucedidos en el pasado remoto de la prehistoria o la antigüedad de las primeras civilizaciones y que, supuestamente, serían ignorados por la ciencia oficial: catástrofes planetarias, desplazamientos de la corteza terrestre, cronologías alternativas de la historia antigua, visitas de extraterrestres en la antigüedad, civilizaciones desaparecidas de la Edad del Hielo, religiones secretas milenarias,...

Cap. 6. Profesores a la greña: la controversia en torno a "Atenea Negra"

Acerca de las ideas expuestas en el libro de Martin Bernal Atenea negra (1987). En él propone una hipótesis alternativa a la oficial acerca de los orígenes de la civilización griega y, en consecuencia, de la occidental en general. Según Bernal, sus raíces se encuentran en la cultura africana a través de los egipcios. Sin embargo, la historiografía oficial habría silenciado este hecho desde el siglo XIX por motivos racistas, antisemitas y eurocentristas (presentando lo que Bernal llama el Modelo Ario). Las ideas de Bernal han generado un amplio e intenso debate en el mundo académico, en el cual, según sus detractores, sus ideas ya han sido totalmente descalificadas debido a sus errores metodológicos y a su ausencia de evidencia. La polémica al respecto queda alimentada por las implicaciones tanto epistemológicas como político-ideológicas de la propuesta de Bernal. En lo epistemológico, se ha erigido en adalid de la posición posmodernista y relativista; en lo político, se ha alimentado de las reivindicaciones afrocentristas.

En definitiva, un libro muy interesante, especialmente por tratar una temática no suficientemente atendida en la bibliografía habitual sobre pseudociencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.