Buscando materiales
para un determinado trabajo que he estado realizando últimamente,
llegué al emparejamiento de dos textos que, vistos en conjunto,
resultan sumamente clarificadores. El primero pertenece al manual de
sociología más clásico para los hispanohablantes, el de Salvador
Giner, y supone un perfecto sustento teórico para lo expuesto en el
segundo, el cual es un extracto del libro Facha, de Jason Stanley, ya reseñado en este blog.
"La distinción
entre grupos y subgrupos obedece a un sistema de subordinación y
supraordinación distinguible a todo observador externo. Aunque el
miembro de un grupo dado alcance una visión parecida desde su propia
posición subjetiva, su sentimiento de pertenencia a su grupo le
impone otra distinción: la del grupo propio (in-group) y el grupo
ajeno (out-group) para utilizar la expresión de Sumner. Es ésta una
distinción elemental, basada en la vivencia que poseen los miembros
de un grupo de pertenecer
a un «nosotros» y de ver a los demás como a un «ellos». El
«nosotros» es siempre parte
integrante de la conciencia que uno tiene de su propio Yo. De ello se
derivan muchos fenómenos, que van
desde la mera cohesión del grupo al sentimiento etnocéntrico. El
etnocentrismo —palabra acuñada
también por Sumner— consiste en la actitud de considerar el grupo
propio —a menudo el grupo
cultural, racial o nacional a que se pertenece— como superior, y a
los grupos ajenos como
inferiores. El etnocentrismo es, pues, una valoración ligada en gran
parte a elementos estructurales
primarios de la vida grupal."
Giner, S., Sociología
"A medida que crece
el miedo que sentimos hacia ellos, nosotros pasamos a encarnar todas
las virtudes. Nosotros
vivimos en el corazón rural de la nación, donde la pureza de los
valores y las tradiciones del país
milagrosamente siguen existiendo, a pesar del cosmopolitismo de las
ciudades y del enjambre de
minorías que viven en ellas, envalentonadas por la tolerancia
progresista. Nosotros somos muy
trabajadores y ocupamos un lugar preferente porque nos lo hemos
ganado a pulso con nuestros méritos y
nuestro esfuerzo. Ellos, en cambio, son vagos y subsisten gracias a
lo que producimos nosotros:
se aprovechan de la generosidad de nuestro estado de bienestar o
recurren a instituciones
corruptas, como los sindicatos, para quitarles el sueldo a los
ciudadanos honestos y trabajadores.
Nosotros hacemos, ellos nos quitan. Mucha gente no está
familiarizada con la estructura
ideológica del fascismo, en la que cada mecanismo se construye sobre
otros."
Stanley, J., Facha
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