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miércoles, 1 de julio de 2020

MOSTERÍN: "CIENCIA, FILOSOFÍA Y HUMANIDADES"





Mosterín, J., "Ciencia, filosofía y humanidades", en Pasajes: Revista de pensamiento contemporáneo, nº 4, Septiembre/Diciembre 2000, pp. 7-16.


El recientemente fallecido Jesús Mosterín (1941-2017) expone en este artículo, publicado en la revista Pasajes, su particular concepción de las relaciones entre filosofía y ciencia. En realidad, se trata de un anticipo de lo que constituiría uno de los capítulos (en concreto el segundo) de su recomendable libro Ciencia viva (2006). Dado que estamos de acuerdo con buena parte de lo que expone, reproducimos aquí algunos de los fragmentos más clarificadores. Si deseas optar por leer el texto íntegro, cosa que te aconsejamos, lo puedes encontrar aquí.

El autor comienza recorriendo diversas cuestiones conceptuales e históricas acerca de la relación entre ciencia, filosofía y humanidades, con el fin de acabar perfilando su propia tesis sobre dicha relación.

Así, parte de una presentación del fenómeno del humanismo desde su origen renacentista hasta arribar a la constitución del campo académico de las llamadas "humanidades" en el siglo XIX. A Mosterín le interesa destacar la actitud de rechazo hacia la ciencia, enraizada en un errado antropocentrismo, que ha sido característica de las investigaciones sobre lo humano desde aquel humanismo inicial hasta los estudios culturales de índole posmodernista del siglo XX.

Frente a lo anterior, el autor defiende un continuo entre ciencia y filosofía en el que ésta ejerza de puente entre la ciencia y las humanidades.

Así, ciencia y filosofía han de interaccionar teniendo en cuenta sus mutuas aportaciones y sin que exista una separación tajante entre ellas:

Ciencia y filosofía forman un continuo. La filosofía es la parte más global, reflexiva y especulativa de la ciencia, la arena de las discusiones que preceden y siguen a los avances científicos. La ciencia es la parte más especializada, rigurosa y bien contrastada de la filosofía, la que se incorpora a los modelos estándar y a los libros de texto y a las aplicaciones tecnológicas. Ciencia y filosofía se desarrollan dinámicamente, en constante interacción. Lo que ayer era especulación filosófica hoy es ciencia establecida. Y la ciencia de hoy sirve de punto de partida a la filosofía de mañana. La reflexión crítica y analítica de la filosofía detecta problemas conceptuales y metodológicos en la ciencia y la empuja hacia un mayor rigor. Y los nuevos resultados de la investigación científica echan por tierra viejas hipótesis especulativas, y estimulan a la filosofía a progresar.

En griego clásico las palabras «ciencia» (epistéme) y «filosofía» (philosophía) se empleaban como sinónimos. Ambas se referían al saber riguroso , y se contraponían a la mera opinión infundada. Lo que nosotros llamamos ciencia se originó en el siglo XVII, con la pretensión de ser una filosofía más rigurosa y fecunda que la practicada hasta entonces.

Cuando los filósofos se olvidan de ellas [las grandes preguntas] o cuando tratan de contestarlas ignorando los resultados de la ciencia, caen en el escolasticismo y la huera verborrea. Cuando los científicos se olvidan de ellas, quedan reducidos a un tecnicismo árido y desabrido. Por el interface entre ciencia y filosofía pasa el horizonte en expansión de la comprensión racional del mundo [...].

No hay ninguna oposición ni separación tajante entre ciencia y filosofía. La contraposición se da, más bien, entre la frivolidad, la superstición y la ignorancia, por un lado, y la tendencia al saber, el empeño esforzado y racional por comprender la realidad , por otro. Este esfuerzo se plasma en la curiosidad universal, el rigor, la claridad conceptual y la contrastación empírica de nuestras representaciones. En la medida en que estos ideales se realizan parcial y localmente, hablamos de ciencia. En la medida en que sólo se dan como aspiración todavía no realizada, hablamos de filosofía. Pero sólo en su conjunción alcanza la aventura intelectual humana su más jugosa plenitud.

Sólo de esa manera, con una reflexión filosófica que tenga en cuenta los resultados de las ciencias y una ciencia orientada en sus especulaciones por la filosofía, puede el ser humano desarrollar su autoconciencia:

La tarea de las humanidades consiste (o debería consistir) en elevar nuestra autoconciencia como seres humanos. [...] La autoconciencia bien informada no puede desarrollarse con independencia de los avances en el conocimiento que nos proporciona la ciencia.





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